Cuento ambiental #2
El mito de Sísifo y el Ciclo del agua
Sabía que no volvería, no quería hacerlo, para él todo había acabado- pensó Orfeo al reaccionar mientras descendía en caída libre-. Lo último que recordaba era su decisión de volverse lluvia, un instante de confusión y la dilatación del tiempo cuando hizo caos, mientras el fugaz recuerdo de su corta historia en Nimbus, su hogar, se le hacía tan largo como la vida misma.
Orfeo siempre quiso saber que había fuera de Nimbus “Tenía que hablar algo”-pensaba-.
Dolor, mareo, desintegración por el efecto del aire; ninguno de los escenarios que se había imaginado al dejarse caer se hizo realidad. Por el contrario, todo se sentía sereno y tranquilo. No sabía dónde estaba, pero se sentía mejor que nunca. Alzó la mirada, observó con detenimiento a su alrededor; la cantidad de colores que lograba apreciar eran abrumadores y cuando volteó su mirada encontró lo inesperado: eso que no sabía que buscaba pero que había esperado durante toda su vida.
Siento que te conozco de toda la vida. ¿Cómo te llamas? – Le pregunto Eurídice-, una hermosa gota que estaba a su lado. Orfeo no supo cómo reaccionar, lo que sintió en ese momento no lo había sentido jamás, entro en pánico. Eurídice percibió el miedo en su nuevo amigo, así que decidió liderar ella la conversación. No nos queda mucho tiempo –dijo-, y por primera vez ambos hablaron con alguien por horas; se contaron sus secretos, sus temores y pasados, se soñaron y se unieron, cuando la hoja sobre la que estaba, por el peso del agua, se dobló. Mientras se resbalaba lentamente sobre la superficie de la hoja Euridice se despidió. Orfeo, asustado y confundido por ese remolino de emociones no entendió nada de lo que ella dijo, pero recuerda exactamente sus palabras.
“El viento jugará con nosotros, nos llevará donde desee, jamás te sentirías libre, alimentaremos plantas y personas, jugaremos con la tierra y formaremos lodo, incluso asustaremos a los humanos dando vueltas en huracanes o acompañados por millones de otras gotas en un repentino chaparrón, nadaremos por los océanos… ¡Hasta viviremos congelados por miles de años en los polos!; aunque todo esto lo haremos solo, porque es probable que aquí nos separemos. Puedes estar tranquilo, pues el padre sol compartirá su energía con nosotros juntos cuando estemos perdiendo la esperanza de encontrarnos nuevamente. La revolución del vapor, la acumulación de energía en el ascenso y el entorno y a ese caótico firmamento que llamamos hogar, nos cruzará nuevamente y espero me recuerdes como yo te recordé, porque la esencia no la pierdes y hemos hecho muchas veces esto juntos”.
Era la decimonovena que Orfeo repetía mentalmente sus palabras, mientras violentamente rota dentro del huracán que llevaba su nombre – el tercero de la temporada-, Eurídice sueña con que pase rápido su relato, retorne a Nimbus y empiece otro loop en ese ciclo infinito, esta vez compartiendo por más tiempo junto a su gota gemela.
Autor: Santiago Giraldo Cárdenas
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